La decoración de interiores continúa su evolución hacia espacios más funcionales y conectados con la naturaleza. Las tendencias de este año se caracterizan por su enfoque en la sostenibilidad y el bienestar:
Paletas cromáticas protagonistas
Los colores terrosos y neutros dominan las propuestas actuales. Tonos como arena, caliza, verde musgo y arcilla se consolidan como opciones versátiles que aportan equilibrio visual sin renunciar a la personalidad. Estos colores funcionan especialmente bien en espacios donde se busca crear una base neutra que permita jugar con textiles y accesorios.
Texturas que aportan profundidad
Las superficies con textura visible cobran protagonismo. El yeso natural, la cal, los tejidos con trama rústica y los acabados mate crean profundidad visual sin sobrecargar los espacios. Esta tendencia responde a la búsqueda de autenticidad en los materiales y acabados.
Materiales auténticos
La madera sin tratar, la piedra natural, el lino lavado y los metales con pátina se combinan en propuestas que priorizan la honestidad material. Esta filosofía se traduce en espacios donde cada elemento muestra su verdadera naturaleza, creando ambientes relajados y contemporáneos.
Formas orgánicas en el diseño
Las líneas curvas se extienden desde el mobiliario hasta los elementos arquitectónicos. Molduras suaves, papeles pintados con patrones sutiles inspirados en formas naturales y mobiliario con esquinas redondeadas configuran espacios más fluidos y armoniosos.
Estas tendencias apuntan hacia espacios más serenos, funcionales y personalizados, donde cada elemento tiene un propósito claro.