El interiorismo actual trasciende lo puramente visual para crear espacios que impactan positivamente en el bienestar. Esta aproximación sensorial considera todos los elementos que influyen en cómo percibimos y habitamos los espacios:
Gestión inteligente de la luz
La luz natural filtrada es fundamental para crear ambientes equilibrados. Cortinas de lino o visillos de algodón suavizan la entrada de luz sin bloquearla completamente, creando una iluminación difusa que favorece la relajación y reduce la fatiga visual.
Psicología del color aplicada
Los colores con base psicológica influyen directamente en nuestro estado de ánimo. Tonos piedra, verde oliva, azul empolvado o terracota generan sensaciones de calma y estabilidad. La elección cromática debe considerar el uso de cada espacio y sus horas de mayor actividad.
Textiles que aportan confort
Los materiales textiles naturales son esenciales para crear ambientes acogedores. Tapicerías de fibras naturales, alfombras de lana, mantas de punto grueso o terciopelo mate aportan confort táctil y regulan la temperatura ambiente de forma natural.
Superficies con textura
Las paredes texturizadas añaden interés sensorial al espacio. Desde pinturas con acabado tiza hasta papeles pintados con relieve o fibras naturales, estas superficies crean profundidad visual y táctil que enriquece la experiencia espacial.
Elementos aromáticos y acústicos
El confort sensorial completo incluye la consideración de aromas y acústica. Materiales naturales como la madera o el lino aportan aromas sutiles, mientras que los textiles y tapicerías mejoran la acústica del espacio.
Este enfoque integral crea hogares que no solo se ven bien, sino que se sienten bien, favoreciendo el descanso y el bienestar diario.